martes, 15 de julio de 2008

El efecto dominó de la crisis inmobiliaria


Ayer, tras perder mas del 50% en sólo dos días, las autoridades Bolsa han decidido suspender la cotización de la inmobiliaria Martinsa-Fadesa. Conocida esta decisión, su Consejo de Adminstración se reunió y optó por iniciar un proceso concursal, ante la imposibilidad de conseguir refinanciación que le permitiera hacer frente a una deuda que ronda los 5.000 millones de euros.

Ya era público el gran problema financiero que atravesaba una de las mayores empresas inmobiliarias españolas, problema que venía arrastrando desde antes de las elecciones generales, lo que obligó al Presidente Zapatero a pedir a su Presidente Fernando Martín, que aplazara la decisión de presentar el Concurso de acreedores para ocultar durante el periodo electoral la auténtica magnitud de la crisis que se avecinaba.

Las consecuencias de este proceso concursal ahora se van a trasladar por el efecto dominó a unos ámbitos que van a ir mucho mas allá de la destrucción de empleo que se avecina entre sus 800 trabajadores directos o de las pérdidas de los pequeños accionistas. Este efecto también lo van a sufrir todas las empresas subcontratadas y proveedoras de Martinsa.

Pensemos por ejemplo en esa empresa que suministraba el mobiliario para las cocinas, o en los transportistas de movimiento de tierras que van a tener que seguir pagando las letras de sus camiones aun cuando van a dejar de cobrar lo que se les debe, o en los gremios de fontaneros, electricistas, etc.etc.

Y qué decir del Banco Popular que también está cayendo en bolsa de forma estrepitosa al ser uno de los principales acreedores de Martinsa, o de Caja Madrid. Y qué decir de las compañías de seguros que avalan los créditos de los compradores y que ahora, al no entregarse las viviendas prometidas, van a tener que devolver los dineros anticipados por esos clientes.

Quizá alguien me tache de agorero o de derrotista, pero creo que esto ya no es una crisis. Estamos entrando en una auténtica recesión y ya es hora de que el Gobierno deje a un lado los eufemismos, reconozca la auténtica realidad, deje a un lado medidas electoralistas que no aportan nada, coja el toro por los cuernos, y empiece a aplicar auténticas medidas que palíen los efectos de esta recesión en la que estamos entrando.

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